martes, 28 de junio de 2016

MI TRAJE DESNUDO

Cada mañana me pongo mi traje de persona. Es un traje conveniente, de buena apariencia, tejido con la mejor fibra de humor y conformismo. Pero no es muy cómodo. A veces me queda estrecho, y lo que soy verdaderamente amenaza con reventar las costuras y reducirlo a tiras sobre mi piel. Otras resulta demasiado grande, cuelgan sus restos sobrantes por todos lados y al caminar me tropiezo con su lastre inútil, e intento levantarme sin que nadie se dé cuenta. No tiene las costuras bien cosidas; por ellas se cuela el viento frío de la indiferencia ajena y me estremezco de dolor. También aprieta y me hace daño, y mis movimientos nunca son naturales; siempre destilan un exceso de cuidado o de brusquedad. Decididamente es un traje incómodo. No está hecho para mí, pero debo llevarlo. 
Aunque a veces se cae, y no me doy cuenta hasta que la ráfaga helada del mundo descubre mi desnudez.




No hay comentarios:

Publicar un comentario